El DÃa de la Tierra es una celebración a escala mundial que se realiza para recordarnos a todos la responsabilidad que tenemos, diariamente, de conservar la extraordinaria riqueza natural que actualmente disfrutamos, producto de millones de años de evolución y de la cual somos una especie más.
Es un recordatorio más que necesario,fundamental, debido a la acelerada tasa de extinción de especies y degradación de ecosistemas, que es hoy muy evidente, producto de diversas formas de explotación irracional de los recursos naturales, muchas veces para alimentar un consumo injustificado, y también por las descargas irresponsables o accidentales de sustancias contaminantes.
Se recuerdan fácilmente los desastres del derrame petrolero en el Golfo de México y la diseminación de radioactividad del accidente en Fukushima, pero existen otras formas de destrucción menos perceptibles, casi invisibles o que ocurren progresivamente pero sin detenerse un momento: es el cambio climático antropológico, la deforestación del Amazonas y las descargas de plaguicidas, sustancias nitrogenadas y otros compuestos tóxicos en rÃos y mares, que no solo afectan la calidad del agua, sino que envenenan progresivamente a la flora y fauna.
La pérdida de biodiversidad que se constata hoy dÃa es la más rápida que haya ocurrido en la historia de la humanidad, y esto ya ha sucedido en al pasado: nuestro planeta ha presenciado otros periodos de extinciones masivas en épocas remotas, cuando el hombre aun no habÃa aparecido en la faz de La Tierra, debido a erupciones volcánicas, glaciaciones, o epidemias devastadoras.
Sin embargo, la extinción que actualmente observamos de numerosas poblaciones de animales y vegetales, bien sea en términos del número de individuos, de su extensión geográfica o de ambos, se debe no a cataclismos, sino a la acción humana. Se estima que ocurre a un ritmo 100 veces más rápido que el de los procesos naturales de extinción y que no cesa de aumentar.
Si no tomamos conciencia de las consecuencias de nuestras acciones degradadoras, para el año 2050 podrÃa desaparecer entre 25 y 50 por ciento de las especies conocidas, y con ello se estarÃa poniendo en entredicho la suerte futura de la humanidad, porque absolutamente todos los bienes y servicios que utilizamos provienen del medio natural.
Pero el futuro no necesariamente tiene que ser sombrÃo. El hombre siempre ha sabido sobreponerse a sus dificultades y aunque este reto es enorme, si se toma conciencia y se actúa responsablemente de manera masiva, habrá una solución.Â
El año pasado, el DÃa de la Tierra fue celebrado por unos 500 millones de personas. Es un número significativo, pero no suficiente: somos 7.000 millones de seres humanos, y se requiere de la buena voluntad de todos.
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