Luego de complacer el paladar con postres y dulces, el cuerpo inicia el proceso para asimilar y equilibrar los niveles de glucosa en la sangre. Sin embargo, cientÃficos de España y Estados Unidos identificaron que existe un reloj celular en los tejidos adiposos que afecta la tolerancia a la glucosa, sobre todo en las noches, momento en el que advierten que no se deben consumir dulces porque el cuerpo tiene la mÃnima sensibilidad a la insulina.
El reloj celular. Esta dinámica de la insulina en las distintas horas del dÃa fue parte de la investigación dirigida por Marta Garaulet, catedrática de fisiologÃa de la Universidad de Murcia (España) y profesora visitante en Harvard (EEUU);  y Frank Scheer, director de la división de Medicina del Sueño de Harvard. Según el estudio, el reloj encontrado en el tejido graso funciona mucho mejor en las personas que se acuestan temprano y duermen más horas que en aquellas con déficit de sueño u horarios irregulares.
Nuestro estudio demuestra que el tejido adiposo subcutáneo tiene un reloj interno que es capaz de regular la sensibilidad a la insulina incluso estando in vitro, fuera del cuerpo, expresa el investigador norteamericano, quien añade que ese ritmo se adapta muy bien a lo observado en los seres humanos en general cuando examinamos cómo hacen frente a una comida o a una carga de azúcar.
El médico endocrinólogo JoaquÃn Armenta explica cómo es el proceso de asimilación del azúcar en el organismo, regulado por la insulina.
La insulina toma los carbohidratos que ya están en la sangre y los guarda en los sitios de depósito, que son el hÃgado el tejido adiposo y el músculo, para que los niveles de azúcar, que suben después de las comidas, se vuelvan a normalizar, explica Armenta.
El experto señala que hay una secreción de insulina permanente por parte del páncreas endocrino en el cuerpo, pero las grandes cantidades en el proceso de digestión dependen de los carbohidratos consumidos.
En las noches se produce una secreción de hormonas contrarreguladoras que son antagónicas a la insulina, sobre todo en las madrugadas, cuando hay un perÃodo de resistencia a esta sustancia porque se elevan esas hormonas.
Pueden llevarnos a picos de insulina que a la larga nos harán engordar porque favorecen la entrada de grasa al tejido adiposo. Según la catedrática, tomar dulces por la noche podrÃa aumentar el riesgo de padecer diabetes y obesidad, aunque ese problema podrÃa mermarse con un número suficiente de horas de sueño al dÃa (al menos siete en adultos) y acostándose temprano porque son dos factores que ayudan a mejorar el funcionamiento del tejido adiposo.
|