El sentimiento de inferioridad en un niño es consecuencia de un mal auto concepto y éste se forma de múltiples factores. El principal es la manera como los padres y familiares cercanos se refieren a su persona: “El enano”, “La gorda”, “El negro”, etc. Cualquiera pensaría que con solo evitar estos comentarios delante del pequeño, el asunto queda arreglado; sin embargo, los niños no son ciegos ni tontos y se van percatando del efecto que generan en los demás. El sentimiento de inferioridad surge cuando un niño cree que no llena las expectativas que sus padres y maestros tienen de él . Entonces…¿Qué hacer? Volver a lo esencial: A los valores tradicionales de una persona como: la honestidad, la valentía, el respeto, etc. Actualmente hay tantos modelos de identificación de valores relativos y de materialismo, que a los niños ya no les queda clara la diferencia entre lo que es verdaderamente importante o valioso y lo que no lo es. Por otro lado, los apegos han cambiado y se han dirigido más a las cosas que a las personas, dificultando aún más la ubicación del amor propio y el amor a la propiedad. Es necesario centrarnos en las fortalezas reales de nuestros hijos, que sepan que su valor como personas radica en lo que son y no en lo que tienen. Los niños necesitan escuchar ejemplos concretos de cosas que ellos hicieron, por lo que se nota que son todo eso que dice mamá: “Me di cuenta lo cariñoso y paciente que fuiste con tu abuelita”, “Este dibujo te salió muy bien”, solo así lo entenderán y lo hará suyo. Evitar falsos halagos: Si has descubierto las fortalezas de tu hijo no necesitarás alabarlo por algo que no es, pues de igual manera se dará cuenta. Es importante que los niños sepan que pueden hacer cosas que están mal; pero no por ello son malos. El hecho de separar conductas de conceptos libera a los niños de etiquetas y les permite siempre reparar los errores. Poner a los niños en situación de éxito: Es importante que los niños vivan logros, pequeños triunfos que les den confianza básica y a partir de ella quieran ser mejores. Acércale libros para su edad, juguetes que pueda manipular, actividades a su nivel y poco a poco ve subiendo el nivel de exigencia sin presionar. El simple éxito hará lo demás, porque nadie abandona algo que le está saliendo bien. La autoestima se forma de amor y respeto. El amor, seguramente ya lo tiene desde el momento en que te interesa su bienestar. El respeto se refiere a ir a su ritmo, a respetar sus preferencias y habilidades, para que después de probar el éxito el niño quiera entrar en otros campos, en nuevas experiencias. La clave está en que enseñes a tus hijos a ver lo que sí tienen en vez de mirar lo que les falta y aprender a competir consigo mismos antes de pretender competir con los demás.
|